miércoles, 30 de noviembre de 2005

Tema 5 Hª Bachillerato

ECONOMÍA Y SOCIEDAD (del cambio de siglo a la Restauración)

1.- CAMBIOS Y PERVIVENCIAS DE LA ESPAÑA LIBERAL
A semejanza de otros países del sur y este de Europa, pero a diferencia de las más desarrolladas, durante el siglo XIX la sociedad española continuó siendo masivamente rural, tradicional, alejada de la democracia y atrasada cultural y económicamente.
Sin embargo, sí hubo cambios (aunque fueran despacio) respecto a épocas precedentes: creció más la población, mejoró la urbanización, surge una burguesía y proletariado similar al europeo, hay un incipiente desarrollo industrial y se asienta el liberalismo político y el parlamentarismo.

2.- LA POBLACIÓN
2.1. Características: la transición demográfica
- En el primer tercio del siglo XIX se produce un lento crecimiento de la población, provocado por: el cultivo de nuevas tierras, el despegue industrial, cierta estabilidad política y aplicación de medidas médicas e higiénicas. En realidad, este crecimiento se produce por más por avances médicos que por las transformaciones económicas, dando lugar a un desequilibrio entre población y recursos que serán los causantes de episodios de emigración y tensión social.
- A partir de 1830 tendremos más población, favorecido por: el número de matrimonios, el descenso de la emigración (emancipación de las colonias), nuevas posibilidades económicas, reducción de la mortalidad y natalidad elevada.
- Sin embargo las tasas de natalidad y mortalidad, comparada con las europeas, siguen siendo muy elevadas: la primera por la mentalidad, creencias, atraso cultural, necesidad, etc.; y la segunda debido a sucesivas crisis agrícolas, a la elevada mortalidad infantil y a las epidemias (aún en 1885 se registró la última gran epidemia de cólera del siglo).
- El crecimiento tendrá lugar sobre todo en la periferia, mientras disminuye en el interior (salvo Madrid y otras ciudades aisladas), lo que da lugar a una desigual distribución demográfica (algo que ya comenzó en el siglo XVIII).


2.2. Las Migraciones en el siglo XIX
Tuvieron gran incidencia sobre lo dicho antes. Como es lógico, hay que distinguir entre:
• Emigración interna, del campo a la ciudad: aunque había existido siempre, se intensifican desde 1850. A finales del siglo, Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao polarizan los desplazamientos.
• La emigración externa: también se generaliza a mediados de siglo, ante la permisividad del Gobierno. El crecimiento vegetativo no pudo ser absorbido por el país, debido a la crisis finisecular y otros factores, por lo que una masa de población (más de un millón de personas: gallegos, asturianos, castellanos y canarios, sobre todo) se traslada al continente americano (Argentina, Brasil, Antillas,…). Los emigrantes son en su mayoría obreros manuales, comerciantes y algunos técnicos.


2.3.- El proceso de urbanización
Las ciudades crecieron más que el ámbito rural (por las migraciones citadas), por lo que se origina un proceso de urbanización positivo. Aunque este incremento fue menor que en la Europa más desarrollada, por nuestra menor industrialización.
A pesar de lo dicho, aún existía mayor población rural que urbana (aunque creciera menos en el agro).
Además de las grandes ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Bilbao,…), desde mediados de siglo vuelven a recuperarse las capitales de provincia, debido a varias causas: administración provincial, desarrollo de los servicios, la llegada del ferrocarril, industrias, comercio, etc.

3.- LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
3.1.- La formación de una moderna sociedad de clases
A pesar de que la sociedad de ese siglo tenía todas las características de una sociedad preindustrial, básicamente agraria y típica del Antiguo Régimen, con la legislación liberal y el crecimiento económico de la segunda mitad de siglo se irá perfilando una moderna sociedad de clases, en la que surgen cambios:
- Lento descenso de la población rural y aumento de la industrial o terciaria (servicios).
- Incremento demográfico de las clases medias, mientras que se mantienen o descienden las bajas.
- Transformación de la población agraria: sube el nº de propietarios, aunque hay muchos jornaleros.
- Desarrollo de una burguesía de negocios, que adquiere conciencia de clase y un modo de vida propio.
- Aparece el proletariado industrial, que toma conciencia obrera y se moviliza.
- La conflictividad social moderna sustituye a los enfrentamientos feudales tradicionales.
- Desciende la población eclesiástica, debido a la exclaustración (por la desamortización).
- Aumentan las profesiones vinculadas al desarrollo del Estado, política y culturalmente activas.
- Las clases altas tradicionales cambian de modo de vida y de actividad económica.


3.2.- Las nuevas clases sociales
Como decíamos, gradualmente se dibuja ya una sociedad moderna de clases, entre las que destacan:
• Las Clases Altas:
Son aquellas que disfrutan de elevados niveles de renta, controlan el poder político (a pesar de su escaso número, con clientelas y prácticas caciquiles, la administración local y estatal, evitando cualquier intento democratizador del liberalismo español) y demuestran una ideología conservadora. Destacan dos:
- La nobleza: mantiene su poder económico y, a pesar de una pérdida de privilegios, mantiene su influencia política. Contactará con la alta burguesía, que accedía progresivamente a títulos nobiliarios, a través de matrimonios y relaciones políticas y económicas mutuas. Los burgueses imitarán su modo de vida: ostentoso, cultural, moral tradicional, exclusivista, católico (¿ farisaico?), etc.
- La gran burguesía: era un grupo más heterogéneos: grandes comerciantes, terratenientes agrarios, especuladores financieros o de cualquier tipo, una minoría de industriales catalanes y andaluces, propietarios varios, etc. Según anticipábamos, emularán a los anteriores en varios aspectos.
• Las Clases Medias:
Es un grupo más difuso, pero que iría aumentando su influencia a lo largo del siglo. Incluye a los medianos burgueses y propietarios medios, empleados cualificados de la administración, profesiones liberales del derecho o la sanidad, grandes arrendatarios, profesores, periodistas, rentistas y mandos intermedios de los cuerpos de seguridad del Estado.
Son muy tradicionales y acomodaticios desde el punto de vista económico, social y laboral. Pero ideológicamente se mueven entre el apoliticismo, el republicanismo y el liberalismo progresista. Pero muchos serán claves en el clientelismo que se pondrá de moda.
• Las clases bajas rurales:
Representan la mayoría de la población, a pesar de los cambios que hubo.
El grupo más significativo es el de jornaleros, que predominan en las explotaciones agrarias al sur del Tajo. Sufren condiciones muy duras de trabajo y un paro estacional muy largo, que les mantiene en el límite de la subsistencia. Con los bienes comunales y de propios ya desamortizados, se vieron obligados a mendigar las contrataciones o a emigrar. También hay que citar a los yunteros y pequeños agricultores.
El analfabetismo y la fuerte religiosidad, el aislamiento y dependencia caciquil mermaron su capacidad de actuación política; no obstante, se conocen muchos episodios violentos promovidos principalmente por el anarquismo libertario (incluso en el propio Navalmoral y comarca).
• Las clases bajas urbanas:
Tienen menor importancia, comparadas con la anterior. Forman parte del sector servicios: criados, domésticas, mozos de comercio, tenderos autónomos, artesanos individuales (que, siendo productores, estaban muy alejados de los niveles de renta de la clase media), etc.
El desarrollo económico de las ciudades supuso la aparición del proletariado industrial. Su desarraigo y condiciones laborales crearon un ambiente difícil para la vida de unos trabajadores, donde hombres, mujeres y niños trabajaban las mismas horas, y en pésimas condiciones.
Hay que incluir aquí a los obreros de la construcción, mineros, ferroviarios, marineros, etc. Las crisis económicas o fabriles les amenazaban constantemente, quedando en la miseria cuando sucedían (y a expensa de las epidemias y otras enfermedades, por lo que su esperanza de vida era muy baja).
La reformas sólo se inician a principios del s. XX, aunque se crea la Comisión de Reformas Sociales en 1883. Antes, los grupos en el poder no promulgaron leyes que mejoraran las condiciones laborales.

3.3.- El inicio del movimiento obrero
Fue un proceso lento y complejo, ante la falta de libertades y la represión de los gobiernos. Además, hasta finales del siglo XIX el proletariado no estuvo unido:
 Las movilizaciones campesinas eran espontáneas y violentas, de acuerdo con las variaciones de los precios o las crisis de subsistencia. Reprimidas por la Guardia Civil, y desesperanzados por los resultados obtenidos, surgen dos tendencias: anarquismo (Este y Sur de España) y clientelismo (entre los pequeños propietarios).
 Las clases populares urbanas estaban desmovilizadas, alejadas de la política y de los sindicatos (seguían la ideología de sus patronos, excepto en graves momentos de crisis, cuando explotaban…).
 El proletariado industrial, aunque minoritario, fue muy activo en el movimiento obrero. Al principio se orientó con el socialismo utópico o a través del mundo gremial (sociedades de ayuda mutua); pero, tras el Bienio Progresista y (sobre todo) en el Sexenio, se inicia el movimiento obrero moderno: entran ideas obreras internacionales (AIT), que darán origen al anarquismo, marxismo y socialismo (ugetismo)

4. EL DESARROLLO ECONÓMICO
España tuvo un crecimiento económico y un proceso industrial lento, incompleto y muy tardío, debido a que era un país rural; el mercado interior no demandaba productos industriales, se autoabastecía, había una fuerte dependencia tecnológica del extranjero, las inversiones extranjeras eran imprescindibles para sectores como minería y ferrocarril, la dureza de las crisis agrícolas y la escasa aportación de capitales españoles a las actividades productivas, etc.
4.1. Agricultura
Durante los gobiernos liberales (1835-60) se abre un proceso de reforma en la estructura agraria (ilustrados+fisiócratas+liberales) con el objetivo de poner la tierra en manos de propietarios con libertad para comprar, vender, arrendar y cultivar sin trabas feudales para obtener más productividad y mayor rentabilidad. Con las nuevas leyes se suprimen:
. Las vinculaciones nobiliarias de la propiedad, aboliendo los mayorazgos.
. La propiedad eclesiástica en forma de “manos muertas”.
. El régimen señorial de raíz feudal
. Las formas de propiedad colectiva (bienes de propios, comunes, etc).
Este fenómeno recibe el nombre de DESAMORTIZACIONES. Las de Mendizabal (1836) y Espartero (1841) se centraron en bienes raíces (fincas) e inmuebles eclesiásticos y militares. La de Madoz (1855) se realizó sobre los bienes municipales (tierras, dehesas y montes), entidades de beneficencia y enseñanza.
Los OBJETIVOS eran:
- Fiscales: sanear la Hacienda pública.
- Sociales: dar fin al latifundismo y crear una clase media de campesinos.
- Políticos: reforzar el poder del nuevo régimen, aparte de atraer hacia el liberalismo a aquellos sectores de las clases altas y medias con recursos económicos, capaces de comprar bienes desamortizados y ligar su destino a la defensa del liberalismo.
Las CONSECUENCIAS fueron negativas: la Desamortización sólo cumplió una parte del objetivo propuesto, el pase al sistema de producción capitalista sobre la base de una clase burguesa agraria. Por contra, los terratenientes feudales conservaron sus tierras y se aseguraron aún más el latifundismo, empeorando las condiciones de vida de los campesinos (no hubo Reforma Agraria).
Destacan, pues, las consecuencias sociales:
. Los mayores beneficiarios fueron las clases adineradas: especuladores, grandes propietarios, etc.
. Las ventas se realizaban en grandes lotes, lo que excluía a los campesinos pobres.
. El clero pasó a depender del Estado y su número se reduce.
. La gran nobleza no perdió su base económica y tampoco la transformó en una moderna empresa capitalista.
. La alta burguesía de las ciudades se convirtió en una clase de grandes terratenientes (en su mayoría absentistas: no vivían en la tierra que poseían).
. Los grandes arrendatarios dejaron de subarrendar la tierra y la dedicaron a cultivos extensivos.
. Los municipios perdieron casi todas sus propiedades y rentas, vieron disminuir sus ingresos y los campesinos pobres de un complemento indispensable para sus rentas.
. Los más perjudicados fueron los campesinos, pues muchos perdieron los contratos de arrendamiento o sufrieron la subida del mismo. De ahí la proliferación de mano de obra jornalera.
Pero también hubo unas consecuencias económicas:
. Provocó un latifundismo más extenso y estéril, sin excedentes baratos, el capital que genera no se traspasa a la industria y privando a los campesinos de una revolución agraria burguesa.
. La desamortización apenas sirvió para cancelar 1/3 de la deuda.
. La desamortización permitió la puesta en cultivo de un número de tierras y el aumento de la producción, pero no en las cifras y en los niveles esperados.
. Reforzó la estructura de la propiedad existente. En ningún caso se planteó como una reforma agraria.

LA CRISIS AGRARIA DE 1885-1900
A partir de estos años encontraremos en el mercado más cereales y más baratos procedentes de Estados Unidos, Rusia y Australia. Su bajo precio se debía a la existencia de una red de comunicaciones basada en el ferrocarril y el barco de vapor, que permiten transportar a grandes distancias y a bajos precios; y a la puesta en cultivos de grandes extensiones de tierra compradas a muy bajo precio.
La llegada de esos cereales a los mercados europeos provocó una catástrofe para los cultivadores, agravada por la destrucción de la vid a causa de la filoxera.
. Los productores españoles perdieron sus mercados europeos, disminuyó la producción de trigo y de vino, y los cultivadores se vieron obligados a invertir de nuevo para plantar vides.
. Bajó el precio de los arrendamientos y de la tierra, que los propietarios compensaron bajando los salarios al mínimo soportable
. Los pequeños cultivadores, contrajeron deudas, vendieron sus tierras y muchos emigraron.
. A raíz de esto, los propietarios defendieron el proteccionismo.

4.2.- La Industria
El Despegue Industrial

Mientras en Europa un mercado amplio y fuertes inversiones en tecnología alimentaron la Revolución Industrial, en España, a pesar de iniciar el proceso en época temprana (década de 1840), será muy lento, determinando que a finales del s. XIX nuestra nación quedara retrasada. En ello se ven dos causas fundamentales:
- La mala articulación del mercado (malas comunicaciones).
- La escasa relación entre la producción industrial y los consumidores.
- La incapacidad exportadora ante la fuerte competencia exterior, con una industria amparada por fuertes leyes proteccionistas.
- La irregular financiación, con recursos desviados a la inversión en tierras, la llegada de capital extranjero para financiar la Deuda del Estado y crear la red ferroviaria; y, por último, la tardía consolidación de la Banca española.
Sólo dos regiones experimentaron una acumulación de capital que se invirtió en banca y en la industria: País Vasco y Cataluña.

Los Sectores Industriales

INDUSTRIA TEXTIL:
Se desarrolla esencialmente en Cataluña, pues contaba con la demanda interna y la de las colonias. Cuando perdemos éstas, se centran en el mercado interior amparados por medidas proteccionistas.
A partir de 1830-50 los empresarios catalanes se lanzan a una modernización con la aplicación de la máquina de vapor. Pronto se verá cómo las zonas costeras son favorecidas por la facilidad de acceso a las mismas de los barcos abastecedores de carbón.
La aparición de nuevas medidas, como la aparición de Sociedades Anónimas, contribuyó a la inversión. Consecuencia: la bajada de los precios de las producciones textiles.
A partir de 1861, la industria textil algodonera coloca a Cataluña a la cabeza de la industria española.




SIDEROMETALURGIA:
La siderurgia moderna española se inicia en forma de tanteos en el período de 1830-70, pudiendo distinguirse tres etapas:
. Hegemonía andaluza (1830-61): en Marbella y Cazalla de la Sierra funcionaron los primeros Altos Hornos, que explotaban el hierro de la zona utilizando carbón vegetal.
. Hegemonía asturiana (1861-79): en 1861 la industria andaluza sólo producía la mitad de hierro colado fabricado en España, debido a la aparición de un nuevo núcleo de producción en Asturias, cuyos altos hornos utilizaban el carbón mineral de la región, más energético y barato, lo que le permitió restar importancia al foco andaluz.
. Hegemonía vasca (1880-90): a finales del s. XIX se consolida la industria bilbaína, al hundirse definitivamente el núcleo de Málaga. En Bilbao nace la siderurgia gracias a la abundancia de mineral de hierro de buena calidad, acumulación de capital en manos de empresas bilbaínas, que aprovechaban los fletes para exportar hierro de buena calidad e importar fácilmente coke inglés.
METALURGIA DE TRANSFORMACIÓN:
Desde 1880, Cataluña y Vizcaya dan los primeros pasos para la creación de una industria metalúrgica de transformación. Hasta esa fecha, todos los materiales que se utilizaban en España eran importados. El desarrollo en los dos focos indicados fue así:
. En Cataluña se consolida con la creación de la “Maquinista Terrestre y Marítima” en Barcelona (1850); lo que permite la creación de nuevas empresas, como “Materiales para Ferrocarriles y Construcciones”, “Arsenal Civil”, etc. Pero siempre tuvo una gran dependencia de la industria bilbaína que le proporcionaba el hierro; por eso, esta industria sólo representaba el 10 % del valor total en la producción catalana.
. En cambio, el País Vasco se convirtió en el primer centro productor del país, gracias a la política del gobierno que fijaba altos aranceles para los productos extranjeros y la eliminación del privilegio de importar materiales foráneos para el ferrocarril.
MINERIA:
España es un país privilegiado en la existencia de metales, ocupando el primer lugar de la producción de plomo, mercurio, hierro y cobre de Europa.
A partir de 1868 el Estado, que hasta entonces era dueño de la explotación, desamortiza las minas, pudiendo venderse éstas a particulares, a cambio de pagar al Estado una renta anualmente. La gran demanda de minerales en este período en Europa atrae numerosas empresas que en la etapa 1868-1900 convierten a España en el primer exportador de metal. El capital procedía sobre todo de extranjeros que se hicieron con casi todas las minas del país.
Hacia 1900 el agotamiento de los filones y el descubrimiento de mayores reservas en Africa, América y Asia, permitieron la recuperación de las mismas por parte del Estado.
INDUSTRIA ELÉCTRICA:
Esta industria apareció tímidamente en España hacia 1890, cuando la instalación de pequeñas centrales térmicas o hidroeléctricas permitía iluminar algunos núcleos de población.
A partir de 1900 se formarán las grandes empresas productoras de electricidad, que instalan centrales y presas en los ríos españoles. Éstas aparecen principalmente en Cataluña, región industrial pero pobre en recursos energéticos clásicos como el carbón. El capital de las mismas era en su mayoría de procedencia extranjera.
4.3.- Los Transportes
EL FERROCARRIL
En los años 40 (XIX) se produce un avance en las comunicaciones, con la construcción de las primeras carreteras nacionales sobre un plan radial con su punto central en Madrid.
Pero es el ferrocarril el que marca la pauta del progreso económico. Los primeros proyectos españoles se ponen en marcha entre 1829-33 en el sur del país; pero no fragua hasta 1844, año en que se regula el tendido de la red ferroviaria:
. El gobierno garantiza una rentabilidad anual del 6 % para el capital invertido, autorizaba la importación de cualquier tipo de material y el gobierno aportaría el 16 % del capital (obtenido en la desamortización de 1855). El resto del capital procedía de la iniciativa privada, sobre todo capital francés.
. Los logros fueron la articulación del país, la creación de un mercado nacional, multiplicó los puestos de trabajo, pero no contribuyó al fomento de la incipiente siderurgia española (se importó).

4.4.- El Comercio
El comercio interior se beneficia de los cambios que impone la nueva legislación liberal, con la que se liberaliza el sector comercial.
El crecimiento del ferrocarril y la mejora de las comunicaciones agilizan el mercado español, donde la venta al por menor en las ciudades, mercados y ferias semanales o mensuales era donde tradicionalmente se realizaban las transacciones.
El proteccionismo tuvo como consecuencia el atraso técnico, la falta de eficacia y competitividad de la economía española y los prejuicios que sufrieron los consumidores españoles por los altos precios.
Las exportaciones, sin embargo, crecieron gracias a la expansión de la economía mundial: sobre todo se enviaban vinos, aceites y cítricos; a los que se sumarán el textil y el calzado.
Las importaciones aumentan gracias al crecimiento económico: especialmente algodón, equipamiento industrial y combustibles. El desequilibrio entre lo que se exportaba y lo que se importaba generó un déficit crónico en nuestra balanza de pagos, que llega hasta el siglo XX.

4.5.- La Banca
Los sectores bancarios y financieros se modernizaron durante el s. XIX; pero nunca alcanzaron la capacidad de acumulación de capital, comparable a Francia o Alemania que permitiese grandes inversiones en agricultura o industria. Las características eran:
. En 1945, la reforma de Mon y Santillán llevó a la creación de un sistema tributario y presupuestario moderno.
. La deuda se renegoció constantemente, creciendo a lo largo de todo el período liberal.
. Se sustituyó el sistema monetario antiguo por un sistema de carácter único, simple y homogéneo alrededor de la peseta. Con la generalización de los billetes se estimularon las inversiones, las elevaciones de salarios, precios y el desarrollo económico en general.
. Las leyes de las sociedades de crédito del Bienio (1856) y la absorción de la mayor parte de los bancos emisores por el Banco de España favoreció la creación de una banca mixta de negocios, que tendrá su expansión definitiva a partir de 1900, y que representará un papel básico en la industrialización y modernización de las décadas siguientes.



No hay comentarios: