LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA
1.- ANTECEDENTES
Se veía venir, pues hay acontecimientos que son lógicos a partir de una serie de causas:
- Había una gran discrepancia entre la opinión pública y la política.
- Como vimos, los propios partidos se habían dividido en facciones en torno a alguno de sus miembros más destacados, pues eran muy inestables y había divergencia ante numerosos aspectos. Esto explica que, en los últimos 6 años, se produzcan 23 crisis de Gobierno totales (…). No había recambio político, pues todos los partidos estaban inmersos en crisis:
Los dinásticos (conservador y liberal) no habían hallado la fórmula de la regeneración.
Ni siquiera el republicano (el más interesado en modificar las estructuras del poder) funcionaba.
Los católicos estaban desmovilizados, a pesar del interés de los obispos y de la creación en el año anterior del Partido Social Popular: el primer partido demócrata-cristiano español, con un órgano de difusión como sería el periódico "El Debate" (dirigido por Herrera Oria). Además, la Iglesia estaba enfrentada a los liberales por el tema de la libertad religiosa: el clero se oponía a la libertad de culto.
Los anarquistas, con la violencia, no solucionaban nada. Precisamente, responden a la anterior oposición del clero asesinando en junio de 1923 al cardenal Juan Soldevila, arzobispo de Zaragoza.
Los socialistas no prosperaban, estaban aún muy verdes y eran minoría.
- El ejército, descontento, continúa la tradición del siglo XIX: al considerarse intérpretes de la soberanía nacional, creían que podían derribar los gobiernos que no ejercían lícitamente. En este mismo concepto se apoyaría Francisco Franco, en la década siguiente, para justificar su rebelión. La Concentración Liberal de principios de 1923, al mando de Manuel García Prieto, había fracasado. Su delfín, Santiago Alba, que representaba el ala izquierda del partido, era odiado por el ejército debido al "expediente Picasso" (que se llevó a cabo por el fracaso o guerra de Marruecos).
- Como es habitual en este país, que parece solucionar los problemas sólo a base de huelgas, éstas se multiplican durante el verano de 1923, especialmente en los focos habituales: Cataluña, Asturias y Bilbao.
- El ambiente catalán era insostenible, siendo otra de las causas que propician la sedición. Por un lado el terrorismo de tipo laboral (pistolerismo) y por otro las ideas separatistas de Acció Catalana.
2.- LOS PREPARATIVOS
Así pues, la mayoría de los españoles eran conscientes de la llegada de un régimen autoritario: hasta el propio Maura había aconsejado al rey que gobernaran los militares…
En junio de este año, los militares comienzan a actuar: pretenden dar un golpe militar y sustituir los políticos profesionales por militares y técnicos civiles sin adscripción partidista. Algunos de ellos se reúnen en Madrid, encabezados por el denominado cuadrilátero: Berenguer (sobre el que habían recaído las mayores culpas del fracaso de Marruecos), Cavalcanti, Saro y Dabán. Después amplían sus contactos a Barcelona y otros lugares. Son conscientes de que necesitan un líder carismático para dar el golpe de Estado, y piensan en Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, a la sazón Capitán General de Cataluña. Esta idea es apoyada por casi todos los Capitanes Generales, menos el de Valencia; así como por las principales guarniciones (Madrid, Cataluña y Zaragoza).
Y no se equivocaban, pues Primo de Rivera reunía una serie de cualidades idóneas para arrastrar a las multitudes: prestigioso militar (como destacó en Cuba, Filipinas y Marruecos), buena persona, muy simpático (como buen jerezano-andaluz), trabajador y sincero. El típico regeneracionista anhelado por los españoles desde 1898. Por lo que apenas tuvo oposición, al principio; sino más bien una buena acogida general, especialmente por el pueblo.
3.- DEL PRONUNCIAMIENTO AL DIRECTORIO MILITAR
Un enfrentamiento durante la Diada catalana (11-IX) entre separatistas y policías precipita el golpe, que se inicia en Barcelona. Con el apoyo de Zaragoza y del cuadrilátero de Madrid ya citado, se consuma el pronunciamiento la noche del 12 al 13 de septiembre, cuando Primo entrega su Manifiesto a la prensa en Barcelona, dirigido al país y al Ejército (firmado él) se apodera de esta ciudad, proclama el Estado de Guerra y ocupa los lugares estratégicos (Telefónica y Telégrafos).
En el Manifiesto expone y aclara los temas urgentes que hay que resolver: terrorismo, propaganda comunista (sobre todo de la CNT), impiedad (reflejada, según él, en el asesinato del arzobispo de Zaragoza), separatismo (representado por Acció Catalana; pues él, al principio, admitía las Autonomías que defendía la Lliga), dar fin a la inflación y al desorden financiero, solucionar el tema de Marruecos, acabar con la inmoralidad política, etc. Acabando con un ataque a Santiago Alba y su política arancelaria (además del asunto del "informe Picasso"). Astutamente, lo expone "en nombre de España y del Rey": sabía que la gran mayoría de los españoles, todavía, apoyaban la Monarquía (especialmente, en ambientes rurales, donde vivía gran parte de la población).
Conocido el suceso, surge la división entre los ministros. Alfonso XIII veraneaba en San Sebastián (¿ imprudencia o astucia?, pues el levantamiento era "vox populi"). Espera hasta el 14 para viajar a Madrid (intentando ganar tiempo para sopesar los acontecimientos...). Llama al Gobierno, pero éste dimite (una vez que el rey no se opone tajantemente a la sublevación). Por lo que encarga a Primo de Rivera y Orbaneja que forme Gobierno (en contra de la Constitución…), mientras todo el mundo estaba a la expectativa...
4. EL DIRECTORIO MILITAR
Con esta decisión, Primo de Rivera se transforma en dictador militar y único, jura el cargo de presidente y se asiste de un Directorio Militar. En los primeros meses se publican una serie de Decretos encaminados a establecer las bases del funcionamiento y organización del nuevo régimen. Más adelante completan las Reformas:
- Regeneración política.
- Lucha contra el Caciquismo, aunque parezca mentira: llegó a decir que los males de España radicaban en el caciquismo rural, y no estaba muy equivocado. Para ello interviene a nivel local, disolviendo todos los Ayuntamientos y las Diputaciones Provinciales: las Corporaciones son sustituidas por los Vocales Asociados (Mayores Contribuyentes) y los Gobernadores Civiles son reemplazados por Gobernadores Militares (que controlan los Ayuntamientos y Diputaciones), a la vez que nombra Delegados Gubernativos (militares en su mayoría) en cada Partido Judicial, con misiones muy variadas, como el control político e ideológico de los Ayuntamientos, la autoridad sanitaria (a la vez que controlan el fraude en Consumo) y dinamización de la vida cultural del entorno (festejos, conferencias, etc.). Estos delegados perderán influencia a partir de 1924, a medida que incrementan poder los alcaldes nombrados a dedo y los mayores contribuyentes (que controlan los Ayuntamientos como vocales asociados). Además, muchos de ellos se corrompen al contacto con el poder y el dinero (…). Así pues, aunque lo intentó, no acabó con el Caciquismo.
- También interviene, como es lógico, a nivel nacional: disuelve las dos Cámaras; según manifestó, "por poco tiempo" (90 días pero, en realidad, durante más de dos años).
- El orden público se controló con la restricción de libertades (declara el Estado de Guerra y suspende las garantías constitucionales): como los derechos de asociación, reunión, censura y persecución de asociaciones obreras cenetistas. En este sentido, se crea el "Somatén" (milicia civil armada, protectora del orden y la propiedad, controlada por los capitanes generales), formado por personas de clase media y alta, de probadas buenas costumbres, con influencia en sus localidades. Referente a los partidos y centrales sindicales, actúa con dureza contra los extremistas, fueran separatistas o de izquierda; sobre todo contra el PCE, CNT y Acció Catalana. Siendo tolerante con el PSOE, UGT y el resto de grupos (siempre que actuaran dentro de la "legalidad" vigente). Pero no toma grandes medidas de rigor, a diferencia de otras Dictaduras...
- Para llevar a cabo esos cambios, "en poco tiempo", para poder gobernar, introduce la fórmula del Directorio: con Primo de Rivera como presidente del mismo, encargado de la gobernación del Estado, con las facultades de “Ministro Único”, aunque asesorado por 8 generales de brigada (uno por cada Región Militar) y por un contraalmirante, que compartían con él las tareas de gobierno. Este Directorio dura hasta finales de 1925. Expone su lema: "bondad, sinceridad, laboriosidad y experiencia de la vida". Definiendo a su gobierno como "Dictadura Democrática".
5. ACTUACIÓN DE LA DICTADURA ANTE PROBLEMAS PENDIENTES
La dictadura intentó resolver de forma rápida dos de los principales problemas del momento:
- El Nacionalismo catalán: algunos sectores catalanistas como la burguesía industrial, deseosa de acabar con los problemas de orden público, vieron en el dictador la persona adecuada para terminar con los enfrentamientos y las huelgas que perjudicaban sus negocios. Se habla de un posible pacto entre la burguesía, la Lliga y Primo de Rivera (aunque Cambó lo negó), a cambio de que el dictador impulsara la autonomía que querían los sectores moderados y de una política económica proteccionista favorable a la industria textil catalana. De todos modos, destacan los siguientes actos:
- La extensión o aplicación de una institución catalana, el Somatén, a toda España.
- La elevación de Martínez Anido a la subsecretaría de Gobierno. Este personaje era apreciado por los patronos por su contundencia represiva ante los problemas de orden público.
- La persecución de sindicalista de la CNT.
Pero, realmente, P. de Rivera anuló toda manifestación del catalanismo: el 18 de septiembre de 1923 prohibió el uso del catalán en los actos oficiales, intentó suprimirlo en el culto y la predicación (por lo que se enfrentó a la Iglesia) y afirmó que sólo debía utilizarse en el hogar. Para potenciar el centralismo, prohíbe izar banderas catalanas, el himno de Els segadors y ordena disolver las organizaciones juveniles (porque inculcaban el separatismo y el desprecio a España). También fortaleza las Diputaciones, en detrimento de la Mancomunidad.
- Marruecos: ya vimos en el tema anterior cómo se obtienen esas posesiones, su evolución y las guerras anteriores (como la de 1909). En realidad, la ocupación de África era una forma de mantener la idea del imperio y el prestigio exterior ante una situación de decadencia. Ya que no representaba un imperialismo económico como el de otros países, pues el Rif era muy pobre (sólo eran rentables las minas de hierro), con una orografía difícil, malas vías de comunicación y poblado por tribus belicosas.
Recordemos que era un Protectorado, bajo la soberanía de un sultán pero controlado por España, que lo había dividido en dos zonas dependientes cada una de ellas de Ceuta y Melilla. La primera u occidental, controlada por Al-Raisuni, era menos conflictiva; pero la oriental (Melilla), dominada por Abd el Krim, se enfrentó constantemente a los españoles, dando lugar a los conocidos desastres del Barranco del Lobo (1909), Annual (1921) y Monte Arruit (1921).
En 1923, estas derrotas continuaban candentes entre la opinión pública. Se abre el expediente Picasso, por el que se implica a varios oficiales en dichos desastres. Se produce un movimiento antibelicista. Algunos sectores de la burguesía se niegan a pagar impuestos destinados a un dominio que no daba beneficios económicos. Y los militares se dividen en dos bandos: los partidarios de la retirada del ejército de Marruecos, y los que deseaban continuar en la zona (los africanistas, como medio de obtener ascensos rápidos).
También en 1923, se movilizaron a todos los quintos de 1918, 1919 y 1920, incluso a los que antes pagaban para eximirse (soldados de cuota).
P. de Rivera era partidario del abandono, pero un hecho le haría cambiar de opinión: Abd el Krim, creyendo derrotados a los españoles, ocupa el terreno francés. Esto impulsa la colaboración franco-española, que culmina en el desembarco de Alhucemas (8-IX-1925). Un moderno ejército mixto de casi 500.000 hombres, apoyados por tanques, aviones y lanchas, se enfrenta a las cabilas de Abd el Krim, a las que infringen una severa derrota. Las operaciones concluyen cuando el líder se entrega a los franceses ante el temor de ser capturado por los españoles. Será el mayor éxito militar de la dictadura, finaliza el problema de Marruecos y se restaura el prestigio del ejército, garantizando la adhesión de los africanistas al régimen.
6. LA UNION PATRIÓTICA
Desde el inicio del régimen, P. de Rivera propuso crear una organización civil de apoyo, que sirviese a sus fines propagandísticos. Así creó la Unión Patriótica, y sus orígenes aparecen vinculados al catolicismo y conservadurismo agrario, característico de los propietarios castellanos de la época (de hecho nace en Valladolid, y de allí se extiende al resto de España).
El tipo de asociación propuesta responde a la idea de partido único, similar al partido fascista creado por Mussolini (Primo de Rivera visita Italia en 1924). Aunque el papel de la Unión Patriótica será menos relevante que el del Duce (pero, a la larga, ésta influyó notablemente sobre Falange Española Tradicionalista y de la JONS, que serviría más tarde de base teórica al franquismo).
Entre sus objetivos destacan:
- Traspasar a manos civiles funciones que estaba realizando el ejército, evitando así su desgaste.
- Buscar colaboradores para la reconstrucción de la Administración con adictos al régimen.
- Dotar a la dictadura de un instrumento para relacionarla con el pueblo (como base de apoyo).
De este modo, se nutre de funcionarios adeptos al régimen, de antiguos caciques, del catolicismo político y su dependencia del gobierno será absoluta.
Sólo a partir de 1925 se dan los primeros pasos para alcanzar su independencia. Y en 1926 su reglamento interno aparece dividido en tres órganos: Jefe Nacional (Primo de Rivera), Junta Directiva Nacional y Comité Ejecutivo Central.
Realmente, fue un partido ecléctico, sin ideario concreto y con una amalgama de tendencias, lleno de oportunistas y sin ideología clara: el poder estaba centralizado en el dictador.
7.- EL DIRECTORIO CIVIL
A finales de 1925, tras el triunfo en Marruecos, P. de Rivera se afianzó en el poder mediante la dotación de nuevas estructuras al régimen. La necesidad de expertos en economía, legislación civil, etc, le llevo a buscar colaboradores fuera de los círculos militares e incorporar civiles: es decir, se trataba de sustituir la dictadura militar por otra civil (entran ministros como Calvo Sotelo y otros).
Se inicia así la implantación de un Régimen corporativista, basado en la intervención del Estado como árbitro en los conflictos sociales, buscando una revolución desde arriba para evitar la de una verdadera desde abajo. Por esto buscó el apoyo de los sectores más moderados del obrerismo, entablando relaciones con el PSOE y UGT; mientras reprimía duramente el anarquismo de la CNT y el comunismo del PCE. Esta política favoreció el socialismo, que pudo monopolizar el movimiento obrero (se habló de un posible nuevo turnismo UP-PSOE, aunque produjo disidencias en el PSOE).
A finales de 1926 se creaba el Estado corporativo, en el que las relaciones profesionales se regulaban mediante comités paritarios, formados por igual número de obreros que de patronos, encabezados por un presidente y un vicepresidente nombrado por el Ministerio de Trabajo como representantes del Estado. Esta institución se ofrecía como la base de los oficios, asociaciones patronales o profesionales y sindicatos. La labor de estos comités fue notable en los sectores industriales y de servicios, y su repercusión se refleja en el descenso del número de huelgas, aunque el éxito también hay que achacarlo a la política represiva del movimiento revolucionario obrero.
La legislación en materia social tuvo carácter paternalista, pero resultó positiva. El Código del Trabajo de 1926 regulaba los contratos, los tribunales laborales y los seguros de accidente. Esto se complementó con subsidios a las familias numerosas, seguro de maternidad y normativa de apoyo a los emigrantes. En nuestra zona, se inicia la lucha antipalúdica (con Hospital en Navalmoral).
Pero esta política social fracasó en el ámbito rural, donde la abierta hostilidad de los terratenientes impidió la creación de Comités Paritarios. De este modo, la dictadura no pudo solucionar el problema estructural en el sector agrario: reparto de tierra (que mantenía en condiciones miserables a los jornaleros del sur y pequeños campesinos del norte), no se hizo una reforma agraria (sólo asentamientos de colonos en tierras compradas que, junto al programa de obras públicas, sirvió más para ensalzar el régimen que para disminuir el problema), etc.
Sin embargo, destacar el avance social de la mujer en el trabajo: por ejemplo, en el sector textil superaban en número al de hombres; en los servicios, aumentó su presencia como mecanógrafas, maestras, etc. Se incrementó su nivel de alfabetización y se fue incorporando paulatinamente a las enseñanzas media y superior (en 1930, había 1.681 estudiantes femeninas en la Universidad).
8.- El INTERVENCIONISMO ECONÓMICO
Los proyectos de la dictadura para fomentar la actividad económica derivaron en una actitud intervencionista, que sólo fue posible incrementando los gastos del Estado y la Deuda pública. La política de la época respondía a las ideas nacionalistas, que potenciaban la economía nacional a través del proteccionismo. Colaboró el auge económico internacional de los años veinte (“felices años 20”), que fue positivo para la economía española y de paso ayudó a mantener el régimen. Esas teorías no eran innovadoras, pues muchas habían sido planteadas por los regeneracionistas (XIX).
Las medidas tomadas:
- fomentaron la industria nacional,
- se modernizó la red ferroviaria y se intervino en compañías navieras;
- se realizaron concesiones en régimen de monopolios a empresas privadas, como la compañía naviera Transmediterránea o el control de telefonía a ITT (USA). En 1927 se creó la Compañía Arrendataria de Monopolio de Petróleos (CAMPSA), consorcio formado por 41 bancos españoles.
Esas medidas se complementaron con:
- Avances en el transporte terrestre: se amplía la red de carreteras (como la de Guadalupe, la Vera y puentes sobre el Tiétar y Tajo) y se mejoran las existentes, más caminos vecinales y se prestó atención a la red de ferrocarriles (aunque las principales vías ya existían). El automóvil comienza a competir con el tren.
- Proyectos hidráulicos: se crean las confederaciones hidrográficas, que mejoraron el regadío y aumentaron la potencia eléctrica.
Pero no se puso en marcha un sistema fiscal avanzado: así, el proyecto del ministro de Hacienda, Clavo Sotelo (impuesto sobre la renta), recibió las críticas del sector privilegiado y hubo de dejarse.
Los más beneficiados, por tanto, fueron los más pudientes. Es la edad de oro de la Banca privada española, sobre todo de los bancos madrileños, que se extiendes por las provincias absorbiendo pequeñas entidades locales, mientras la banca vasca y catalana viven una situación de crisis.
La dictadura no soluciona la problemática estructural de la economía española. Sólo fomenta políticas de soluciones momentáneas: obras públicas para resolver el paro, ayudas sociales, etc.; pero ninguna que acabara con el desarraigo del campesinado, ni política agraria que erradicara el caciquismo. Estas cuestiones permanecen latentes y surgirán con más fuerza al caer la dictadura.
9. OPOSICIÓN A LA DICTADURA
Como decíamos, la Dictadura fue apoyada por mucho al principio, que la consideraban como una fase transitoria; tras la que debería dejar paso a gobiernos civiles y democráticos (tras el Directorio Militar). Pero el triunfo en Marruecos y la bonanza económica de los años veinte tentaron a Primo de Rivera, que pretendió perpetuarse en el poder. Por lo que, superada la exaltación inicial, creció una oposición entre los distintos sectores de la opinión española:
- Los liberales y conservadores, llamado por el dictador profesionales de la política, colaboraron con el ejército en la realización de varios golpes de Estado.
- Los republicanos constituyen en 1926 la Alianza Republicana, basada en la unión de los distintos grupos antidinásticos. Demandaban la implantación de un sistema verdaderamente democrático que terminara con las políticas personalistas y caciquiles. Figuras destacadas fueron Manuel Azaña (Acción Republicana) y Alejandro Lerroux (PRRadical).
- En el ámbito obrero, la CNT había sido reprimida duramente, por lo que tuvo que organizarse en la clandestinidad. Sus acciones se limitan a atentados y actos subversivos cada vez más localizados. Su persecución fomentó la radicalización y la fundación de otro sindicato, la FAI, que pretendía utilizar el sindicato para la insurrección.
- Los socialistas mantienen su colaboración hasta 1929, fecha en que niegan su apoyo a un plebiscito que Primo de Rivera pensaban someter a la voluntad popular.
- Los intelectuales se opusieron sistemáticamente a la dictadura. En 1924, Unamuno es desterrado a Fuerteventura y Blasco Ibáñez critica la monarquía. Pero Eugenio D’Ors y Ramiro de Maetzu defienden la monarquía autoritaria y desempeñan cargos diplomáticos en el extranjero.
- Los estudiantes suponían para la dictadura un continuo quebrantamiento del orden público. En 1924 se produce una huelga de estudiantes contrarios a un proyecto que reconocería los estudios de Deusto y El Escorial, de Jesuitas y Agustinos. Fueron clausuradas las universidades de Madrid y Barcelona, pero la renuncia a sus cátedras de Ortega y Gasset y Fernando de los Ríos frenó el proyecto ante el temor a un escándalo internacional, algo que se debía evitar ante la inminencia de las Exposiciones Universales de Barcelona y Sevilla (1929).
- El ejército conspiró con los políticos para derrocar el régimen, en varios intentos de devolver el régimen al camino de la Restauración (como la Sanjuanada en junio de 1926). La oposición de los militares creció a raíz de las reformas sobre ascensos basadas ahora en méritos de guerra, suprimiendo el ascenso por antigüedad en los cuerpos de Artillería e Ingenieros. La sublevación del primero provocó su disolución.
10. CAÍDA DE LA DICTADURA Y FIN DE LA MONARQUÍA
Desde 1927 el régimen había intentado institucionalizarse mediante la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva. Elaboran un anteproyecto de Constitución, sin separación de poderes, ni soberanía nacional, con gran capacidad de intervención para el rey y una sola Cámara (se suprimía el Senado) formada por 400 miembros, de los cuales la mitad eran de elección real. Este proyecto, leído en 1929, no fue bien acogido y el plebiscito que Primo preparaba para su apoyo no fue secundado por las fuerzas políticas (incluyendo al PSOE y UGT).
A partir de 1929, la situación se agravó con la crisis económica a nivel mundial; que si bien no repercutió en España como en otros lugares (Wall Street), porque nuestro país no tenía grandes intereses en los mercados internacionales, ni tenía tanta dependencia del crédito internacional, sí vio como gran cantidad de capitales extranjeros eran retirados; si a ello unimos una balanza comercial desequilibrada y una Hacienda deficitaria, debido al aumento del gasto público ocasionado por la política económica del régimen, ocasionó la pérdida del valor de la peseta. El fracaso de la política económica se saldó con la dimisión en 1930 del ministro de Hacienda J. Calvo Sotelo.
Además, se reavivan los conflictos sociales con la reorganización del movimiento obrero. Por ello, P. de Rivera consultó a los mandos militares sobre su permanencia en el poder. En vista del escaso apoyo recibido, y dado que estaba enfermo, el general dimitió el 28 de enero de 1930; muriendo unos meses después en París, durante su exilio.
Esa dimisión no agradó al rey, con el que no se había contado. Encargó entonces a D. Berenguer la formación de un nuevo gobierno, con el objetivo puesto en salvar la monarquía y establecer la normalidad constitucional. Pero, tras el paréntesis de la dictadura, era imposible volver a la situación anterior, pues muchos políticos se proclamaron republicanos.
En agosto de 1930 se firma en San Sebastián un Pacto entre partidos republicanos y regionalistas. Del mismo saldría un comité revolucionario encabezado por Niceto Alcalá Zamora, que tenía como misión organizar el cambio del régimen basado en la derrota de la Monarquía y en el establecimiento de la República.
En octubre el PSOE, presionado por sus bases, se une al Pacto. La CNT aprueba el movimiento y el 12 de diciembre se produce una sublevación en Jaca, mal preparada, que se salda con el fracaso y el fusilamiento de los capitanes que se hallaban a la cabeza (Galán y García Hernández). Habrá una nueva en la Base de Cuatro Vientos, mientras en las ciudades se incrementa el desorden público.
La idea del Gobierno era convocar elecciones legislativas a fines de 1931, proyecto que se viene abajo cuando los firmantes del Pacto anuncian su no participación. Esto provoca la caída de Berenguer y se encarga la formación de un nuevo gobierno a J. Bautista Aznar, quién acuerda convocar elecciones municipales el 12 de abril (previas a otras generales, en las que incidirían).
Pero la idea de Aznar falló (con las elecciones municipales pretendía volver al viejo sistema caciquil, con el que ganaría las generales…), pues la participación de las fuerzas antimonárquicas, con una propaganda y mítines que les superaron en organización y participación popular, tuvieron como resultado el triunfo de esta coalición republicano-socialista en las principales ciudades del país (41 de las 50 capitales), aunque sólo consigue el 49’5 % del total. Por lo que, al proclamarse los resultados, el 14 de abril de 1931, con el pueblo en las calles, Alfonso XIII abandona España y se proclama la Segunda República.
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