EL DESARROLLISMO Y EL FIN DEL RÉGIMEN
1. LA POLÍTICA ECONOMICA (1959-1975)
Hacia 1959 el objetivo de los ministros más desarrollistas era el de liberalizar la economía española para situarla al nivel de los países occidentales, a la vez que se favorecían cambios profundos en la sociedad española; y, aunque esto último no agradaba ni a Franco ni a Carrero Blanco, se emprendió la reforma con el argumento de que el empeoramiento económico podría traer funestas consecuencias para el régimen.
- Así se aprueba el famoso Plan de Estabilización en 1959: plan de ordenación económica que intenta transformar las estructuras productivas, liberalizar el mercado y abandonar gradualmente el intervencionismo estatal. La mayoría de los sectores productivos estuvieron de acuerdo, así como numerosos organismos internacionales (como el FMI) y el gobierno de los Estados Unidos, que colaboraron con cuantiosas sumas de dinero.
- En 1962 se creó la Comisaría del Plan del Desarrollo (dirigida por López Rodó), para transformar la economía española y reducir los desequilibrios regionales, mejorar el nivel de vida de los españoles y modernizar las estructuras productivas. De aquí salió el Primer Plan de Desarrollo Económico y Social (1964-1967), puesto en práctica tras una etapa de notable crecimiento económico, que había duplicado la renta nacional respecto a la década anterior. Se basaba en la inversión privada y en la eliminación de los desequilibrios regionales, surgiendo así los Polos de Desarrollo y de Promoción Industrial.
Pero los resultados del Plan no fueron del todo satisfactorios, pues no se crearon tantas empresas como se preveía y el empleo fue menor de los esperado: de hecho, la emigración hacia el interior y hacia el exterior seguía incrementándose, siguiendo creciendo las zonas más ricas.
- El II Plan se realizó entre 1969 y 1971: fue una continuación del anterior y sus efectos no mejoraron. Igual que el III Plan, relanzado entre 1972 y 1975, en plena crisis económica mundial (petróleo), cuyo fin coincidiría con el de la dictadura.
2.- CONSECUENCIAS DEL DESARROLLISMO
• Transformaciones socioeconómicas:
- La mayoría de las empresas de los años setenta crecieron gracias a las inversiones de la banca, cuyo poder era enorme (fue la gran protagonista).
- Los desequilibrios regionales se mantuvieron y mientras Cataluña, Madrid y País Vasco vieron crecer su renta, en las demás regiones disminuyeron. No obstante, si uno observa el PIB y otros indicadores (renta per cápita y saldo de la Balanza de Pagos), se aprecia un progreso continuo entre 1960 y 1973 (con oscilaciones también).
- Por sectores, retrocedió el agroganadero, creciendo el sector industrial en los años sesenta (sobre todo el automóvil, astilleros, eléctricas, siderurgia, minería, etc) y, a partir de mediados de los años setenta, el de servicios (especialmente en las ciudades).
- El notable incremento del turismo se debió tanto a la apertura económica como a las propias condiciones geográficas. Los ingresos se multiplicaron, gracias a la entrada de capital; el empleo creció y aumentó el nivel de vida en las áreas afectadas; se modificó el urbanismo y crecieron las infraestructuras (carreteras, aeropuertos, etc.). Los cambios más notables tuvieron lugar en las islas y en la ribera del Mediterráneo.
- El desarrollo urbano fue consecuencia también del éxodo rural, provocó un crecimiento espectacular en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla..., dando origen a la aparición de áreas metropolitanas y conurbaciones. Así, a comienzos de los setenta, la tercera parte de la población española vivía en las ciudades de más de 100.000 habitantes.
- Consecuencia importante del desarrollismo fue la emigración hacia los países europeos, lo que sirvió para amortiguar el paro existente y transferir divisas a España (ahorro).
- Las consecuencias medioambientales fueron funestas. La contaminación urbana, en grandes ciudades y periferia, el incremento masivo de vehículos; la inexistencia de límites al impacto medioambiental, los vertidos contaminantes a los ríos y a la atmósfera, el crecimiento incontrolado de las ciudades, son efectos del desarrollo donde primo la cantidad sobre la calidad.
• La situación de la agricultura
La modernización económica afectó también al campo: las obras hidráulicas, pusieron en regadío miles de hectáreas, el número de tractores se duplicó, el uso de fertilizantes se generalizó, así como la especialización de cultivos y la promoción ganadera...
A lo largo de la década, el campo fue perdiendo población (sobre todo jóvenes), debido a las nuevas expectativas en otros sectores y como consecuencia de la crisis agraria que se agudiza a partir de ahora, originando el llamado éxodo rural, que vacía y envejece los pueblos.
Lo más positivo de la disminución de la mano de obra fue el aumento de los salarios; pero la producción, y por tanto la rentabilidad de las pequeñas explotaciones, disminuyó; por esta razón se llevó a cabo una política de concentración parcelaria, seguida de una de ordenación rural, por la que se pretendía concentrar explotaciones y hacerlas más rentables, en muchos casos creando cooperativas. Esta política permitió la modernización del campo.
Además, los organismos anteriores (como el INC) se convierten en el IRYDA (Instituto para la Reforma Y el Desarrollo Agrario).
La mecanización del campo español fue un proceso rápido: tractores, cosechadoras y demás útiles se incrementaron de forma espectacular, compensando la pérdida de población. Se abandonan tierras no mecanizables y se especializó el cultivo, creciendo los regadíos.
En estas década, aunque se disparó la exportación de productos como el aceite, vino, frutas y hortalizas, seguía habiendo un déficit en la balanza comercial agraria, debido a las importaciones de cereales (para consumo humano) y piensos para la creciente cabaña ganadera.
La dieta alimenticia de los españoles mejoró gracias al incremento de la producción cárnica y láctea, muy deficientes antes.
La ampliación de superficies de regadío fue una lucha constante por parte del IRYDA, que permitió poner en regadío más de un millón y medio de hectáreas.
En resumen el desarrollismo contribuyó al progreso económico, modernización productiva y aumento en el nivel de vida de los españoles; pero consolidó los desequilibrios regionales con un éxodo rural que despobló muchas aldeas, favoreció la especulación del suelo en las grandes ciudades, la dependencia tecnológica del exterior y la aparición de problemas medioambientales. La crisis de 1973, marca el fin de esta etapa de prosperidad.
3. TRANSFORMACIONES SOCIALES Y CULTURALES
• Cambios de mentalidad
EL progreso económico y la apertura hacia el exterior modelaron gradualmente a una sociedad atrasada y rural, que fue entrando de lleno en el consumismo y en la modernidad. El proceso de urbanización, los electrodomésticos, el turismo, los nuevos medios de comunicación de masas favorecieron el cambio de mentalidad y la adopción de nuevos hábitos sociales.
• Los cambios demográficos
El desarrollo industrial, con el éxodo rural a que dio lugar, despobló y envejeció el ámbito rural (según hemos explicado ya antes).
- En los años sesenta España asistió a un crecimiento demográfico continuo (de 28 millones de habitantes en los años cincuenta se pasa a 35 millones a mediados de los setenta). Ese ascenso fue debido al mantenimiento de una elevada tasa de natalidad (20 por mil), al descenso progresivo de la mortalidad (incluyendo la infantil) y al aumento de la esperanza de vida. Así pues, la etapa de la posguerra había sido superada. Sin embargo, a mediados de los sesenta se inicia un nuevo modelo demográfico (moderno), ya que empieza a desaparecer el baby boom de la etapa anterior, comenzando a disminuir la natalidad (empezando por la ciudades) debido a la gradual incorporación de la mujer en el trabajo (fuera del ámbito familiar).
- La política llevada a cabo en materia de Seguridad Social permitió a la población España una mejor y más amplia asistencia sanitaria. Por otro lado, la difusión de nuevos hábitos higiénicos, la mejora de la nutrición, progresos de la medicina e general, etc, influyó en la paulatina disminución de las cifras de mortalidad, aumentando la citada esperanza de vida.
- También hemos hablado de las migraciones, que influyeron tanto en la distribución de la población española como en el crecimiento real. Afluyó sobre todo hacia regiones desarrolladas del país, así como hacia países europeos y suramericanos (tras el fin del aislamiento), con un crecimiento variable, hasta la crisis económica mundial de 1973.
En zonas como Madrid, Barcelona o País Vasco la densidad poblacional se situó en torno a los 120 habitantes por kilómetro cuadrado a mediados de los sesenta; sin embargo, la creación de Polos de Desarrollo permitirá la expansión en torno a otros focos secundarios: como Sevilla, Zaragoza y Valencia.
• Los cambios sociales:
La modernización del país ya se notaba a mediados de los sesenta, y se hizo más notorio en la década de los setenta. A partir de ahora, la nobleza terrateniente y otros grupos conservadores pierden protagonismo a favor de los tecnócratas (clases medias urbanas, con formación universitaria).
- Respecto a los sectores sociales, en la década de los setenta aún continuaba casi igual la estructura de la sociedad española: con una minoría (entre el 0’5 y el 1 % del total) que poseía un elevado porcentaje (más del 20 %) de la riqueza. Destacaba una potente clase media (un 50 % de la población), seguido de la clase obrera (32 %).
- Pero la situación laboral seguía anquilosada, pues el desarrollismo económico no la modernizó (no existía el derecho a la huelga ni a la libre sindicalización).
Fue a partir de 1960 cuando se establecieron normas que regulaban las funciones laborales: se estableció el salario mínimo y el gobierno se reservó la potestad de intervenir para corregir una conflictividad que a la postre fue creciendo, sobre todo en la zonas industriales.
En la clandestinidad se extendieron las redes sindicales, en clara oposición al régimen: USO (Unión Sindical Obrera) y CCOO (Comisiones Obreras) estaban presentes en casi todas las empresas. La reacción del gobierno fue tardía, ya en los años setenta y con una actitud represiva.
- En la enseñanza hubo grandes cambios, cuando a partir de los años sesenta se potencia la enseñanza estatal sobre la privada, se incrementa el presupuesto en Educación, se pusieron en marcha campañas de escolarización de adultos, se crearon medio centenar de institutos de Enseñanza Media, más colegios y redes de transporte, escuelas comarcales, becas y se impuso la edad de escolarización obligatoria hasta los 14 años.
Quedó aplazada sin embargo la reforma universitaria, que trataba a este ente como un problema de orden público.
- La política social del franquismo en esta época sufre un ligero cambio: a pesar de la censura, hubo una mayor tolerancia y se redujo la influencia dela Iglesia y de la tradición.
Los cambios económicos derivados de la política liberalizadora darán origen a la Seguridad Social (1963), que sustituye a los antiguos seguros y Mutualidades y que garantizada las prestaciones de jubilación y de asistencia sanitaria a todo trabajador dado de alta.
• Cambios socioculturales
- Los hábitos delos españoles sufrieron una profunda transformación, la juventud reclamaba más libertad frente al autoritarismo paternalista y la mujer aspiraba a una igualdad plena en su formación y en el trabajo. Cambios que también afectaron a la familia tradicional.
- La clase media tomó el protagonismo, y surgen nuevas conductas consumistas al aumentar la renta: electrodomésticos (que liberaban a la mujer de muchos trabajos caseros), el automóvil (que dejó de ser un lujo y se convirtió en un medio habitual de transporte) y el turismo interior.
El turismo y la televisión hicieron posible el desarrollo sociocultural, que impactó en la juventud: la música pop y rock desplazaron a la música tradicional española, se adoptaron nuevos hábitos en el vestir (vaqueros, pelo largo…) y en la concepción moral (demanda de mayor libertad sexual y de relaciones no estables). Las conductas se hicieron menos convencionales y más permisivas.
- La Iglesia aún conservaba su protagonismo como entidad colaboradora en el mantenimiento del orden tradicional, controlando los hábitos y velando por la moralidad. Pero, poco a poco, las normas impuestas desde el púlpito serán sustituidas por hábitos más laicos.
Los años sesenta fueron críticos para esta institución, que tardó en adaptarse a los nuevos tiempos, en los que se reducían drásticamente las vocaciones de seminaristas.
4-LA SITUACIÓN POLÍTICA ESPAÑOLA ENTRE 1960 Y 1975
4.1.- El Continuismo (década de los sesenta)
Mientras crecía la oposición interior y exterior, Franco quiso dejar asegurada la perpetuación del régimen. Tan sólo se produjeron algunos cambios, introduciendo con algunas leyes tímidas reformas que no afectaban a la continuidad. Las más importantes fueron:
- La Ley de Prensa, elaborada por M. Fraga en 1966, supuso un avance relativo, en cuanto que suavizaba el control sobre revistas, libros y periódicos y eliminaba la censura previa. Sin embargo, no se concedía libertad de expresión y numerosos diarios sufrieron la censura.
- La Ley Orgánica del Estado (diciembre de 1966): redefinió al Estado español como una democracia orgánica (igual que antes), por la que la soberanía y representación individual era sustituida por la de órganos (familia, sindicato y municipio). Pero desaparece la terminología fascista y el poder se presenta menos concentrado en manos de Franco (separación de funciones entre Presidente del Gobierno y del Jefe de Estado), a la vez que se preparaba la sucesión monárquica cuando Franco desapareciese. Además, una parte de los procuradores a Cortes podían ser elegidos por cabezas de familia y mujeres casadas.
- La Ley de Libertad Religiosa (1967), forzada por el Concilio Vaticano II).
La Sucesión de Franco se planteó ya en esta etapa, por lo que en 1967 Franco nombra a Carrero Blanco vicepresidente del Gobierno, quien reconoció que la continuidad del régimen podía quedar asegurada con la instauración monárquica en la figura de Juan Carlos de Borbón (de acuerdo con la Ley de Sucesión de 1947).
El príncipe ya estudiaba en España desde 1948 (según el acuerdo del Palacio de las Cabezas), y contrajo matrimonio con la princesa Sofía en 1962. De ese modo en julio de 1969, ante las Cortes y en presencia de Franco, fue proclamado sucesor de Franco a su muerte y con el título de Rey; viéndose obligado a aceptar unas leyes que no le agradaban.
4.2.- La oposición al Franquismo (1960-1975)
Aunque el régimen insistía en mantener su posición ideológica, la sociedad aspiraba a un cambio en todos los sentidos: libertad política, educativa, laboral, prensa, etc.
• La actitud dela iglesia
Con el Concordato de 1953 hubo colaboración mutua entre la Iglesia y el Estado. Esa era la iglesia oficial, porque durante los años sesenta surge en los movimientos católicos juveniles la crítica a aquel espíritu colaboracionista, sobre todo ante la restricción y la represión de libertades que el gobierno aplicaba en los conflictos laborales y con los estudiantes.
La primera gran demostración opositora fue una carta firma por 300 sacerdotes vascos denunciando el totalitarismo franquista y la ausencia de libertades, similares fueron las declaraciones del abad de Monserrat criticando la falta de libertad.
Cataluña y País Vasco fueron las regiones en las que el clero no oficialista protagonizó mayores actos de protesta contra el régimen, forzando a la Conferencia Episcopal a reconocer públicamente el derecho de los españoles a asociarse sindicalmente.
A partir de 1969, incluso en el Vaticano, se observa una tendencia a favor de la libertad en España. De hecho, los contactos para renovar el Concordato quedaron rotos por la negativa de Franco a renunciar al derecho de nombrar obispos. Destacan dos figuras en este e sector de la iglesia contestataria: Añoveros (obispo de Bilbao) y Tarancón (cardenal primado).
• La oposición obrera
A lo largo del desarrollismo los conflictos obreros fueron constantes, por las condiciones de trabajo y la ausencia del derecho de reunión y asociación. Con la UGT en el exilio, Comisiones Obreras (CCOO, fundada por Marcelino Camacho y Julián Ariza) se convierte en la gran protagonista del sindicalismo clandestino. Llevó a acabo actuaciones que planteaban tanto la negociación sindical como la reivindicación activa en los conflictos obreros. Pero fue declarada ilegal por el Tribunal Supremo y sus dirigentes condenados en el famoso proceso 1.001, por supuesta vinculación con el PCE, también clandestino. A partir de los años sesenta UGT y CCOO se convirtieron en los sindicatos mayoritarios.
• La oposición estudiantil universitaria
La Universidad planteó una clara oposición al régimen, sobre todo desde 1956; y en los años siguientes se mantuvo y creció.
Frente a la postura del SEU, de tendencia falangista, estudiantes y profesores muestran su inconformismo con el sistema educativo; y las conferencias y otros actos fueron el medio de canalizar esas protestas. Por ello, numerosos estudiantes fueron detenidos, muchos profesores sancionados, expedientados o separados de sus cátedras por declaraciones a favor de la democratización (Tierno Galván, García Calvo, López Aranguren, etc).
En 1969 un estudiante muere al caer desde el tercer piso de una comisaría, y las manifestaciones de estudiantes se sucedieron en señal de protesta adhiriéndose a ellas profesores y abogados en contra delos malos tratos policiales. Manuel Fraga impuso el estado de excepción y la represión se extendió.
• La oposición política
En 1960 no existían en España partidos políticos como los entendemos hoy en día, pero el activismo en la clandestinidad era muy vivo. Así, mientras en el exterior se enzarzaban en disputas, en el interior algunas formaciones con talante progresista continuaron con sus actividades desgastando al régimen.
- La oposición democristiana propugnaba el pluralismo político y la apertura democrática como único medio para acabar con el descontento popular. Entre ellos cabe destacar a J. Mª. Gil Robles y J. Ruiz-Giménez.
- La oposición socialista fue particularmente activa en Asturias, País Vasco, Madrid y Sevilla. A la muerte de sus dirigentes históricos, nuevas figuras del PSOE cobraron protagonismo a partir del XI Congreso celebrado en Toulouse (F. González, G. Peces Barba, E. Mújica, etc).
- Los comunistas del PCE tuvieron vinculación muy directa con la lucha obrera a través de CCOO. Por eso ejercería una labor de oposición desde el ámbito sindical. Además de vivir la muerte y detención de numerosos dirigentes, sufrió divisiones internas derivadas de las diferentes posturas. Sus líderes más significados fueron: J. Semprún, D. Ibarruri y S. Carrillo.
- Una formación de gran fuerza desde el año sesenta fue el FLP (Frente de Liberación Popular, o felipe), cuyos miembros se autoproclamaban de izquierda (Nicolás Sartorius). Sufrió una dura represión y con el tiempo sus miembros o se integraron en el PCE o abandonaron.
- Los nacionalismos también fueron una importante fuerza opositora. En Cataluña cabe destacar la campaña contra el director de La Vanguardia (franquista acérrimo), liderada entre otros por Jordi Pujol, que por entonces fue detenido y condenado. Mientras en el País Vasco el PNV aglutinaba las aspiraciones nacionalistas vascas; aunque una escisión de éste en 1959 dio lugar a la aparición de ETA, que defendía la oposición armada contra el régimen.
- En 1962, con ocasión del IV Congreso del Movimiento europeísta celebrado en Munich, en el que participaron destacadas figuras de la política y la intelectualidad española (procedentes tanto de España como del exilio), se manifiestan contra la dictadura y a favor de la democracia. Aquel hecho se conoce por el nombre franquista de “El Contubernio de Munich”, y la respuesta del gobierno hacia los participantes fue darles a elegir entre el destierro o el exilio.
Ante esa oposición casi generalizada, el Gobierno respondía con la represión. Y a partir de los años sesenta la suspensión de los supuestos derechos civiles reflejados en el Fuero de los Españoles era un hecho bastante frecuente. Para ello, el Gobierno decretaba el estado de excepción y podía reprimir sin obstáculos cualquier manifestación antifranquista.
La legislación consideraba como contrario al orden público los paros colectivos, cierres ilegales, manifestaciones y reuniones públicas ilegales, o cualquier actos de subversión y violencia, divulgación de noticias “falsas”, etc. Un tribunal de orden público creado en 1963, el famoso TOP, era el órgano encargado de la detención y juicio contra los encausados por delitos políticos. Estaba dirigido por un militar, y fue el responsable de las torturas y condenas dictadas sin el amparo de una defensa justa.
El Proceso de Burgos en 1970 fue famoso porque condenó a nueve etarras a pena de muerte y a siete más a cadena perpetua, en medio de una campaña de presión internacional.
5. FIN DEL RÉGIMEN
• El asesinato de Carrero Blanco
El hecho más trascendente de ETA fue el asesinato de Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973, en la llamada operación ogro. Para muchos, esa operación contra el mismísimo presidente del gobierno marcaría el fin del franquismo.
Entre 1973 y 1975, el temor inicial a un endurecimiento represivo tras ese asesinato dio paso a una fase con expectativas de cambio; Carlos Arias Navarro, el nuevo presidente, había planteado la posibilidad de una evolución dentro del régimen. Pero cualquier intención aperturista era contestada desde los sectores más conservadores del Ejército, Guardia Civil, la policía, falange y otros miembros interesados en que todo siguiera igual. A ese sector se le dio el nombre de “búnker”, al frente del cual se encontraba un viejo falangista, J. A. Girón de Velasco.
En el ejército, igual que había oficiales partidarios de mantener el orden, había otros partidarios de una democratización (en torno a la UMD: Unión Militar Democrática): como el general Díez Alegría, que en el verano de 1975 abortó una trama ultraderechista. El fin de la dictadura en Portugal, guiada por militares (Revolución de los Claveles), alentaba las esperanzas de quienes pensaban que se podía conseguir una ruptura democrática.
• La oposición entre 1973 y 1975
Santiago Carrillo, líder del PCE, creía posible lograr una transición pacífica hacia la democracia; aunque ello supusiera ir hacia una democracia capitalista y burguesa, pero había que hacer ver a los trabajadores que era preferible una situación así, antes que retroceder a posturas fascistas; de ahí que se comprometiera con la libertad. En el PSOE, tras el Congreso de Suresnes de 1974, se optaba por un proyecto socialdemócrata.
En esas circunstancias de consenso por parte de las fuerzas democráticas, el dictador enfermó en julio de 1974. Entonces, Carrillo crea en París la Junta Democrática, que agrupaba a la oposición democrática de izquierda: PCE, PTE (Partido de los Trabajadores de España) y PSP (Partido Socialista Popular, de Tierno Galván); a la vez que exigía al Gobierno amnistía, libertades y derechos fundamentales. Un año después, de los contactos entre PSOE y los grupos democristianos de Ruiz Giménez nace la Plataforma de Convergencia Democrática.
• Crisis Final y muerte de Franco
Mientras ETA y el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) continúan la oposición violenta, numerosas manifestaciones exigían el cambio democrático. Pero la dura represión de Arias Navarro demostraban la nula voluntad de éste a ceder (por cierto, el príncipe Juan Carlos no congeniaba con Arias Navarro…).
Además, los miembros del búnker presionan y critican a algunos miembros del ejecutivo considerados blandos (uno de ellos, Pío Cabanillas, ministro de Información y Turismo, es cesado). A comienzo de 1975, otra crisis origina nuevos cambios ministeriales, entre los que destaca la entrada de Adolfo Suárez.
A finales de septiembre, dos miembros de ETA y tres del FRAP son fusilados tras aplicar la nueva ley antiterrorista. El 1 de octubre el dictador aparece en público por última vez en la Plaza de Oriente, donde acusa a los comunistas de provocar las reacciones que se sucedían en el extranjero por la muerte de los activistas citados.
La oposición veía más necesario que nunca acabar con el régimen y lograr la ruptura democrática, por lo que se unen las mencionadas Plataforma de Convergencia Democrática y la Junta Democrática (lo que se llamó “plata-junta”) que supuso la puesta en práctica de acciones para exigir el respeto a los derechos humanos y la libertad política y sindical.
En ese contexto, a finales de octubre Marruecos envía a miles de personas al Sahara español (la famosa “Marcha Verde”), reivindicando ese territorio. Teóricamente, España debía haber efectuado un referéndum entre los saharahuis, para que decidieran si querían ser independientes o marroquíes; pero al final se decidió el reparto entre Marruecos y Mauritania, sin tener en cuanta la opinión de los saharahuis.
El 20 de Noviembre de 1975 fallece Franco, y con él termina el régimen personalista basado en el autoritarismo, el catolicismo, el patriotismo y el rechazo a cualquier democratización. A partir de entonces se inicia una etapa conocida como la Transición Política.
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